lunes, 5 de marzo de 2018

Papelera

Sin pensarlo, el macedonio cortó el nudo. El alcalde iba a decirle que así no podía hacerse, pero se tomó un instante de reflexión antes de exclamar:
–¡Magnífico! ¡Excelente! ¡Genial!
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El presidente del Gobierno organizó un think tank y encerró en él a todos los diputados díscolos.
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–Espejito, espejito, ¿quién es el conde más guapo y elegante de Transilvania?
–No sabría decir.
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RECURSO DE CASACIÓN
Hacía casi dos milenios que lo habían crucificado cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea revisó su sentencia. Teniendo en cuenta el derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, los jueces absolvieron al acusado. El Estado de Israel, como responsable civil subsidiario, tuvo que pagar una indemnización de treinta mil de monedas de plata. Y la Iglesia católica fue obligada a disolverse.
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Cuidadosamente ha preparado una noche de amor. Sabe bien que su amante no resistirá a la tentación de la dulzura de las fresas y el chocolate. Ha llegado el momento. Narciso se prepara. Enciende las velas. Comienza otra solitaria velada.
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Te vi partir un martes y no conseguí olvidarte hasta el sábado por la noche, cuando regresé al pub de corazones solitarios donde te conocí.
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Todas las noches pensaba en que había perdido el día y así no lo perdía del todo.
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No entendían porque Poirot alardeaba de sus células grises pero se teñía el cabello de negro.
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–En el puente de Andalucía voy a ir a Vitoria-Gasteiz. ¿Y tú?
–Yo voy a quedarme en Jaén-Jaén.
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–Reinosa quiere verle, señor director.
–¿Reinosa? ¿Qué Reinosa? El único Reinosa que trabajaba aquí se despidió hace más de veinte años. En fin, hágale pasar.
–Señor director, ya he terminado mi análisis. No recomiendo comprar acciones de Terra.
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CUENTO DE HORROR
Drácula se quedó dormido a la luz de la luna.
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María Antonieta estaba indignada: si no tenían pan, ¿por qué no comían pasteles? A ella le gustaban mucho.
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Subido en lo alto de una montaña, el monje reflexionaba sobre la vida que habría llevado si no estuviera en lo alto de una montaña.
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Llevaba armadura porque no quería que advirtieran que estaba muerto.
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Valentín llena de sentimientos el corazón de los enamorados, reparte pasiones, bendice los himeneos y, en secreto, lamenta que la flecha de Cupido nunca le haya herido a él.
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El ajedrecista del Klan linchó al peón negro.
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No es tan malo esto de ser un indigente y vivir en la calle. Así la Muerte nunca llamará a mi puerta.
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SATRÚSTEGUI
Satrústegui no para, no respira. Corre, se apresura, vuela. Recorre la calle de un lado a otro. Nos empuja. Se enfada porque nosotros caminamos lenta, pausadamente, porque no nos movemos. A veces, nos grita. La verdad es que resulta gracioso verle. Rompe la monotonía de nuestras vidas. Todo será más aburrido cuando Satrústegui comprenda la verdad: que sólo es una figura de plástico en una maqueta a escala 1:72.
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Organizaron un think tank para analizar el problema de las pensiones. Cometieron un pequeño error: sólo había políticos.
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Antes de entrar en batalla, Muhammad an-Nasir ordenó a sus soldados que se arrodillaran y rezaran. Los cristianos no les dejaron terminar.
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Después de mucho reflexionar, el presidente concluyó que nada podría salir mal y dio el OK para el desembarco en la bahía de Cochinos.
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La famosa actriz porno sólo permitía que en el rodaje estuvieran el director, el cámara y el coprotagonista. Era muy tímida.
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La Muerte se llevó a Caronte. Y ya no ha podido llevarse a nadie más.
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Te vi partir un martes y derramé –lo admito– lágrimas de cocodrilo. Ahora, completamente solo, me ahogo en el pantano.
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Las reuniones de presidentes del Gobierno le hacen recordar la escuela: nadie repara en él.
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–Wiltrud, ¿qué estás celebrando?
–Que Dagmar ha encontrado por fin el punto Gräfenberg.
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–Reinosa quiere verle, señor director.
–¿Reinosa? ¿Qué Reinosa? El único Reinosa que trabajaba aquí se despidió hace más de veinte años. En fin, hágale pasar.
–Señor director, ya he terminado mi análisis. No recomiendo comprar acciones de Terra.
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Rezaba. Rezaba mañana, tarde y noche. No paraba de rezar. Con tal de no escucharla más, Dios le dio todo lo que le había pedido.
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El agua le cubría hasta el cuello. Sacó el móvil.
–Siri, ¿qué puedo hacer para salir de ésta?
–Rezar para que los bomberos vengan pronto.
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Descubrió que era tímida cuando leyó el guión.
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EL EZTOICO Y EL ESTOICO
–Hay que ensalsar a Crisipo de Solos y a Cleantes de Aso.
–Yo, por mi parte, no loz puedo tragar.
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Descubrió que era una princesa de cuento cuando le advirtieron de que vivía en un castillo de papel.
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Pasó toda la noche rezando. Confesó al amanecer. Y, cuando ya estaba preparado para morir, llegó el indulto.... Se pilló un cabreo de cuidado.
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Te vi partir un martes y le pedí al verdugo que me dejara tu cabeza. Ahora tengo tanta hambre que, ya ves, lamento no haberme quedado con tu pierna.
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Atahualpa se bautizó, pero eso no le libró de la ejecución. Antes de morir, rezó a Dios. Le pidió no ver a ningún castellano en el Cielo.
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Ha esperado con toda su alma. Por fin ha llegado la noche del viernes. Se prepara. Vestido escotado, piernas de seda, zapatos de tacón, rostro maquillado. Arreglarse y salir le da fuerza para seguir aguantando su trabajo como subinspector de Hacienda. A disfrutar.
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Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. Joe Scozzari le reclamaba seis millones.
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La candidata del partido rival causaba indignación: no sólo era lista, sino también guapa.
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Tengo huesos de Raphus cucullatus, plumas de Euryapteryx curtus, hojas de olivo de Santa Elena, un cielo de cinco lunas… Ahora me falta lo más difícil de conseguir: un hombre con cerebro.
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FUTURO IMPERFECTO
Perderé.
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La desnudez de la modelo le puso nervioso. No acertó a retratarla. Adolf suspendió el examen de acceso a la Academia de Bellas Artes.
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El concejal regresó agotado de la manifestación a favor de la igualdad. Su novia aún no había preparado la cena. Estaba indignado.
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–Me han ofrecido un trabajo de pensador.
–¿Y lo has aceptado?
–¡Claro que no! ¿Por quién me tomas? Sabes que soy animalista. ¿Cómo quieres que me dedicara a dar pienso a los animales que van al matadero?
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Ha pintado todo de colores vivos. Trata de engañar a los incautos caminantes. Sabe que, con una sonrisa radiante y un corazón feliz, los pasos no cansan y se hace más corto el camino que lleva a su casa, el precioso Castillo de la Bruja del Oeste.
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Como todos los 14 de febrero, don Juan Tenorio se queda encerrado en casa.
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Recuerdo cuando llegaba el verano y nos íbamos de vacaciones al pueblo. Era como retroceder cuarenta años en el tiempo. Algunas calles estaban empedradas, pero la mayoría eran de tierra. Se veía a gente a lomos de mulos. Todas las ancianas vestían de negro y todos los hombres llevaban el último botón de la camisa abrochado. Olía a corral. Era sorprendente la manera en que los chicos nos miraban cuando mi hermana y yo nos quedábamos en biquini para bañarnos en la alberca…
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Era ecologista. Criticaba las paredes de papel porque ayudaban a acabar con los bosques. Su casa de Palm Beach estaba hecha de mármol.
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El Gran Líder está indignado: lleva diez años en el poder y todavía nadie ha tratado de atentar contra su vida.
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Misteriosos incendios habían reducido a cenizas todos los bosques a cien leguas a la redonda. ¿Dónde conseguirían ahora leña para quemar a las brujas?
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Todas las noches, cuando apaga la luz, se deja llevar por un único deseo: recorrer el cielo de su dormitorio, que está lleno de estrellas. De nuevo se duerme antes de haberlas visitado todas.
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En el tren comenzó a leer un libro. Cuando paró, estaba en Yoknapatawpha.
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EL TÍMIDO
El opositor escribió que Cánovas del Castillo fue uno de los presidentes de la Primera República. Le aterraba la idea de pasar al oral.
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–Zoy ceguidor de Zenón de Citio.
–¿De qué sitio has dicho que era Senón?
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Él escribió que no hablaba mucho.
–Ya hablaré yo por los dos –replicó ella.
No fue hasta la segunda cita cuando descubrió que era mudo.
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Los nuevos diputados estaban indignados: el presidente del Congreso les había comprado móviles chinos.
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El flautista no sólo era poco talentoso sino que también tenía exceso de grasa. Hannibal Lecter estaba indignado.
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Laura y Felipe eran muy tímidos. Acudieron acompañados a la cita. La prima de Laura y el amigo de Felipe acabarían dejándoles plantados.
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UN POCO MÁS DE TIEMPO
–Piénsalo –me dijo el gerente–. En la oficina de Vicálvaro estarás mejor, cobrarás hasta un diez por ciento más y podrás ir al trabajo andando.
Le repetí que estaba a gusto allí, que no podía abandonar a mis clientes del barrio (una media verdad) y que me gustaba trabajar con él (una inevitable mentira). Por un momento pensé en recordarle el principio de Peter: en la oficina de Vicálvaro –tal vez– alcanzaría mi nivel de incompetencia. Pero no hizo falta.
–Tú verás. Tendré que ofrecerle el puesto a Salgado –anunció.
Cuando volví a mi mesa, pensé que debería haberle dicho la verdad: que todas las mañanas coincidía en el metro con la mujer del lunar en la mejilla –ya había conseguido que me devolviera el saludo– y que necesitaba un poco más de tiempo.
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Se entrevistó con los candidatos. Nombró embajador al único que no había abierto la boca. Ya no habría más incidentes diplomáticos.
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El general Castaños estaba dispuesto a rendirse, pero le indignó que Napoleón, para combatirle, hubiera enviado tropas de segunda categoría.
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Era tan tímido que, en vez de dar conferencias, escribía. Suyo es el aclamado Hablar bien en público.
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Sentía frío. Estaba helada. Nadie la apreciaba. Tenía el sentimiento de que a nadie le importaba. Vivir sola y sin cariño la hacía sentirse aún más pequeña. Sólo le queda a la enana blanca rememorar los tiempos en que era una gigantesca estrella.
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Las alumnas se arremolinaron alrededor del joven profesor, que tuvo que dar aprobado general.
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JANTIPA
Cuando Sócrates me dijo que trabajaba de pensador, creí que trabajaba alimentando a los caballos del hipódromo.
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–¿Dónde está el cerdo vietnamita que te regalé para tu cumpleaños?
–¿Te lo estás comiendo?
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KARMA
Él la golpeaba. Ella llamó a la ambulancia doce horas después de que le diera el infarto.
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Era tan tímido que se la comió a versos.
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Cuando la bella y lasciva Laura vino a confesarse, don Leandro se alegró: sus oraciones habían sido escuchadas.
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Era tan tímido que nadie reparaba en él. El juez ni siquiera le llamó a declarar. Fue así cómo se libró.
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En silencio, la luz de la estrella se apaga. Con ella, sucumbe una civilización cuyo secreto devora la eternidad.
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Trump le regala a Melania un anillo de circonita. Ella comprende que ya no le ama.
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El concejal regresó agotado de la manifestación a favor de la igualdad. Su novia aún no había preparado la cena. Estaba indignado.
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Cuando el médico le diagnóstico hepatitis etílica, se dio cuenta de que tenía que haber encontrado otro medio para combatir la timidez.
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María Antonieta estaba indignada: si no tenían pan, ¿por qué no comían pasteles? A ella le gustaban mucho.
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Señor juez, mi cliente es culpable. Merece ser condenado por poligamia. Pero hay un atenuante: es muy tímido y el pobre no sabe decir no.
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Madre, estábamos jugando al Scattergories y mis amigas estaban empeñadas en que los pulpos no podían volar. Tuve que demostrárselo.
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Recuerdo muy bien ese día. Salí de casa temprano, lleno de optimismo. Caminé hacia el colegio. Allí, tuve que guardar cola durante unos minutos, que pasaron muy despacio. Por fin llegó el momento. Sentí un temblor gozoso cuando introduje el voto en la urna. ¡Lo había hecho!
Recuerdo ese día en que voté por primera vez. Me parece sorprendente. Faltaban años para que me convirtiera en un desencantado.
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La candidata del partido rival causaba indignación: no sólo era lista, sino también guapa.
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Llamó a la cadena para que dejaran de programar películas del Oeste. Su vecino necesitaba salir a pasear y ella descansar.
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Comenzó a rezar:
–Elohi, Elohi, lema sebactani…
Dios no respondió. No hablaba arameo.