domingo, 4 de marzo de 2018

Nunca Jamás

Me metí en cientos de madrigueras de conejo. Todas olían raro, por no decir que apestaban. La mayoría estaban vacías. En unas pocas encontré furiosos conejos a los que no les hizo mucha gracia que invadiera su domicilio. Sin embargo, ninguna me llevó al País de las Maravillas. Cansada, comencé a intentar atravesar espejos. Después de romper una docena y quedar hecha un eccehomo, me di por vencida. Aunque no me gustan ni los piratas ni los indios ni los hombres que no quieren crecer, acabé echándome a volar desde mi ventana y me fui al País de Nunca Jamás.

Microrrelato publicado en Trabalibros.com