En su lecho de muerte, Constantino se hizo bautizar para cumplir una promesa hecha a su madre cristiana. Al poco murió. Al poco despertó en el Hades y vio a todos los emperadores que le habían precedido transformados en dioses.
Es lo que pasa por hacer caso a nuestras madres.
Microrrelato publicado en RELATOS EN CINCUENTA PALABRAS Y OTRAS MICROFICCIONES