miércoles, 28 de junio de 2017

¿Lo entenderían?

El persistente ulular del viento la desveló. Decidió bajar al salón para beber un poco de vino, un remedio infalible para volver coger el sueño. Miró a su compañero, que dormía profundamente: el continuo ruido no parecía afectarle. Encendió una vela, se echó encima una túnica y salió. Al pasar por delante de la habitación de Crispín, advirtió que estaba abierta, sin duda por culpa de alguna corriente de aire. La luz de la luna se filtraba por la ventana. Observó asombrada que, en el lecho, dos hombres dormían abrazados. Se quedó mirándolos durante una eternidad. De repente lo comprendió todo. Siempre sospechó que había algo extraño en ellos. En múltiples ocasiones había intentado presentarles a varias damas de la corte, pero ellos nunca se habían mostrado interesados. En fin, ¿quién era ella para juzgarles? Con mucho cuidado, atrancó la puerta de la habitación en la que dormían Crispín y Goliath. No quería que Trueno se enterara de que eran amantes: ¿lo entendería?

Cuando regresó al lecho, el capitán se despertó. Esperó a que ella se quedara dormida para salir al pasillo. Comprobó que la puerta de la habitación de Crispín estuviera bien cerrada; poco después de acostarse, había oído a Goliath en el corredor. Aunque eran bastante discretos, no convenía que en Thule se descubriera el secreto de sus amigos. Además, ¿lo entendería Sigrid?

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